El plan estaba completo. Despúes de tres largos meses de planificación y de un duro y arduo trabajo de investigación, por fin íbamos a dar el gran golpe.
-Perfecto, iniciaremos con esto hoy a medianoche, en el bosque próximo al objetivo, tal y como acordamos. Aviso que no toleraré que nadie se excuse, ¡esta es una de las misiones más serias e importantes que hemos tenido en mucho tiempo!-. Dicté a mis aliados, sentados a mi lado escuchándome, y les hablé con una voz firme, que denotaba autoridad, dominancia. La auténtica esencia de un líder.
No iba a permitir que se desperdiciara esta gran oportunidad. Nosotros éramos considerados unos de los más peligrosos grupos criminales a sueldo, los más buscados gracias a los grandes asaltos que cometimos en nuestros inicios. Acordábamos tratos con numerosas personas, y siempre cumplíamos cualquier encargo; por eso todos nos temían.
Eran grandes tiempos, pero gracias a el aumento de la vigilancia y autoridad en las calles, nuestra movilidad se redujo considerablemente en los últimos años, y nuestra reputación fue decayendo lentamente, perdiéndose en el olvido. Casi no recibíamos pedidos, gracias a que la gente se acobardaba por lo que pudiera sucederle en el caso de que la justicia se hiciera consciente de ellos, ni tampoco podíamos movernos por nuestra cuenta, ya que correríamos un riesgo demasiado elevado de ser descubiertos.
Sin embargo, algo cambió la rutina de aburrimiento y desesperación, algo hizo que no nos desmoronáramos por completo: un nuevo encargo. Ése pedido en concreto era diferente a todos los que recibimos con anterioridad.
"Saludos, delincuentes.
Supongo que os sorprendísteis, ¿hacía mucho tiempo que no recibíais este tipo de cartas? Eso es muy lamentable; grandes maleantes como vosotros hundidos de esa manera... Para vuestra suerte, vine para alegraros el negocio. Os escribo para solicitar vuestros servicios en un asunto crucial para mi: deseo que os infliltréis en una mansión aparentemente abandonada. Veréis, se creía que en ese lugar no habitaba ningún ser, no obstante, hace tiempo curiosos registraron que no era así. En ese lugar sí había actividad; aunque no se sabía si humana, o animal. Además, era muy extraño su gran conservación con el paso de las décadas si nadie se encontrara allí. Lo más impactante, es que es una gran mansión de lujo, donde probablemente vivían nobles.
El caso, es que necesito que os adentreis en esa residencia, la exploréis, y me documentéis que se cuece por allí. ¿Qué ganáis vosotros? Fácil, todo lo que encontréis que os resulte de utilidad, y un pequeño extra por mi parte. ¿Qué decís, no es una mala propuesta, verdad? Como es un sitio tan alejado de la civilización, no tendréis problema con las autoridades, tampoco.
Estaré esperando vuestra respuesta ansioso. En el caso de que aceptéis, acordaremos los detalles y os daré toda la información que necesitéis. Pensadlo bien, no se os presentarán más oportunidades así ahora.
Atentamente: un cliente"
Era evidente que nos escribía y se dirigía a nosotros con notable burla y soberbia, pero eso era lo de menos; parecía alguien interesante, y su propuesta no se quedaba atrás. Realmente lo que más nos atraía era su contenido y lo que ofrecía. Por esa razón, y porque no teníamos muchas más opciones, decidimos aceptar (después de, obviamente, reflexionar sobre ello durante unos días). Posteriormente de mandar una respuesta, el misterioso cliente nos respondió rápidamente poco después, argumentando, tal y como acreditó, todo lo que necesitábamos conocer, y una muy agradable sorpresa: un gran fajo de billetes en su interior, como "antelación", según contaba. Aproximádamente podrían llegar a sumar un millón de dolares en sólo el primer pago; eso nos fascinó, y nos animó a continuar. De esa forma llegamos en estos momentos hasta aquí, enfrente de la ya tan famosa y mencionada mansión fantasma.
Nos encontrábamos en distintos puntos repartidos por los alrededores del bosque. Pretendíamos rodear la mansión, haciendo que parte de nosotros entrara, pero que una porción restante vigilase por lo que pudiera pasar. Uno nunca podía confiarse.
Les hice una señal con mi mano a mis hombres, avisándoles de que estábamos listos, y que el plan podía accionarse a partir de ese momento. Desde distintos puntos, comenzamos a introducirnos en la casa: algunos conseguían abrir o romper una ventana para entrar (las cuales extrañamente estaban tapiadas con maderas), otros encontraban puertas que forzaban... Nosotros fuímos de los pocos que ejecutaron esta estrategia. Los métodos eran variados, pero efectivos, ya que tarde o temprano todos coseguimos ingresar al interior
En el primer momento que pisé ese lúgubre lugar, un desagradable presentimiento me invadió. Durante segundos dudé en avanzar; mis fosas nasales se habían inundado de un asqueroso olor; posiblemente porque el hogar estaba cerrado y tapiado por completo. Tosí un par de veces, ante la mirada de mis camaradas, confusos por mi repentina reacción.
-Jefe, ¿ocurre algo?-. Me cuestionó uno de ellos, extrañado.
Me pregunté seriamente por qué me estaba sintiendo de esa manera. Negué seguidamente con la cabeza aunque era improbable que pudieran notarlo entre tanta ocuridad, y suspiré, retomando la compostura.
-No me ocurre nada. Dejad las preguntas inútiles y enceded las linternas; necesitamos de nuestra visión, no sabemos qué podría sorprendernos...-. Le respondí cortante. Me estaba estresando levemente por todo aquello, y ni siquiera comenzamos a explorar aún. Nunca me había ocurrido nada similar, y todo aquello me daba mala espina. Pero, neciamente, decidí ignorar toda advertencia y superstición que demandaba mi mente, y cuando mis hombres obedecieron a mi órden, avancé junto a ellos.
La mansión estaba muy cuidada, conforme avanzaba podía comprobarlo con más claridad. Todo parecía estar muy bien colocado y cuidado. Aunque se sentía inquietante la manera en la que parecía que las paredes se cerraban a tu alrededor; o como cada vez que pasabas al lado de algún mueble, un escalofrío recorría tu espalda, o un hedor insufrible llegaba a tu nariz. Seguimos caminando, sin detenernos. Realmente aquello parecía no acabar nunca, hasta que encontramos una misteriosa puerta, que parecía dar final al interminable pasillo que recorríamos. Podríamos haber seguido andando sin detenernos, y abrir aquella puerta, si no fuera porque en ese justo momento, oímos un conocido ruido que puso a todo mi grupo sin excepción, incluyendome a mi, los pelos de punta... Un piano.
Se notaba que el responsable de tal melodía era todo un experto; incluso en la lejanía, podías sentir la música recorriéndo cada rincón de tu cuerpo. Y sería una agradable sensación, si no fuese porque precisamente gracias a eso se notaba lo siniestra y oscura que era la canción. Una canción fría, atemorizante; una canción sumamente tenebrosa.
Intercambiamos miradas entre nosotros. Parecía que la melodía se hacía cada vez más notable, más fuerte, hasta que decidido, di el primer paso ante la atónita mirada de mis compañeros, y de un empujón, abrí la puerta con impaciencia y brusquedad, causando un estruendo, y que su interior se revelara sorpresivamente para todos los presentes al iluminar la zona... Allí no había nada; sólo un piano polvoriento, abandonado y solitario, totalmente destrozado.
CONTINUARÁ...
-Perfecto, iniciaremos con esto hoy a medianoche, en el bosque próximo al objetivo, tal y como acordamos. Aviso que no toleraré que nadie se excuse, ¡esta es una de las misiones más serias e importantes que hemos tenido en mucho tiempo!-. Dicté a mis aliados, sentados a mi lado escuchándome, y les hablé con una voz firme, que denotaba autoridad, dominancia. La auténtica esencia de un líder.
No iba a permitir que se desperdiciara esta gran oportunidad. Nosotros éramos considerados unos de los más peligrosos grupos criminales a sueldo, los más buscados gracias a los grandes asaltos que cometimos en nuestros inicios. Acordábamos tratos con numerosas personas, y siempre cumplíamos cualquier encargo; por eso todos nos temían.
Eran grandes tiempos, pero gracias a el aumento de la vigilancia y autoridad en las calles, nuestra movilidad se redujo considerablemente en los últimos años, y nuestra reputación fue decayendo lentamente, perdiéndose en el olvido. Casi no recibíamos pedidos, gracias a que la gente se acobardaba por lo que pudiera sucederle en el caso de que la justicia se hiciera consciente de ellos, ni tampoco podíamos movernos por nuestra cuenta, ya que correríamos un riesgo demasiado elevado de ser descubiertos.
Sin embargo, algo cambió la rutina de aburrimiento y desesperación, algo hizo que no nos desmoronáramos por completo: un nuevo encargo. Ése pedido en concreto era diferente a todos los que recibimos con anterioridad.
"Saludos, delincuentes.
Supongo que os sorprendísteis, ¿hacía mucho tiempo que no recibíais este tipo de cartas? Eso es muy lamentable; grandes maleantes como vosotros hundidos de esa manera... Para vuestra suerte, vine para alegraros el negocio. Os escribo para solicitar vuestros servicios en un asunto crucial para mi: deseo que os infliltréis en una mansión aparentemente abandonada. Veréis, se creía que en ese lugar no habitaba ningún ser, no obstante, hace tiempo curiosos registraron que no era así. En ese lugar sí había actividad; aunque no se sabía si humana, o animal. Además, era muy extraño su gran conservación con el paso de las décadas si nadie se encontrara allí. Lo más impactante, es que es una gran mansión de lujo, donde probablemente vivían nobles.
El caso, es que necesito que os adentreis en esa residencia, la exploréis, y me documentéis que se cuece por allí. ¿Qué ganáis vosotros? Fácil, todo lo que encontréis que os resulte de utilidad, y un pequeño extra por mi parte. ¿Qué decís, no es una mala propuesta, verdad? Como es un sitio tan alejado de la civilización, no tendréis problema con las autoridades, tampoco.
Estaré esperando vuestra respuesta ansioso. En el caso de que aceptéis, acordaremos los detalles y os daré toda la información que necesitéis. Pensadlo bien, no se os presentarán más oportunidades así ahora.
Atentamente: un cliente"
Era evidente que nos escribía y se dirigía a nosotros con notable burla y soberbia, pero eso era lo de menos; parecía alguien interesante, y su propuesta no se quedaba atrás. Realmente lo que más nos atraía era su contenido y lo que ofrecía. Por esa razón, y porque no teníamos muchas más opciones, decidimos aceptar (después de, obviamente, reflexionar sobre ello durante unos días). Posteriormente de mandar una respuesta, el misterioso cliente nos respondió rápidamente poco después, argumentando, tal y como acreditó, todo lo que necesitábamos conocer, y una muy agradable sorpresa: un gran fajo de billetes en su interior, como "antelación", según contaba. Aproximádamente podrían llegar a sumar un millón de dolares en sólo el primer pago; eso nos fascinó, y nos animó a continuar. De esa forma llegamos en estos momentos hasta aquí, enfrente de la ya tan famosa y mencionada mansión fantasma.
Nos encontrábamos en distintos puntos repartidos por los alrededores del bosque. Pretendíamos rodear la mansión, haciendo que parte de nosotros entrara, pero que una porción restante vigilase por lo que pudiera pasar. Uno nunca podía confiarse.
Les hice una señal con mi mano a mis hombres, avisándoles de que estábamos listos, y que el plan podía accionarse a partir de ese momento. Desde distintos puntos, comenzamos a introducirnos en la casa: algunos conseguían abrir o romper una ventana para entrar (las cuales extrañamente estaban tapiadas con maderas), otros encontraban puertas que forzaban... Nosotros fuímos de los pocos que ejecutaron esta estrategia. Los métodos eran variados, pero efectivos, ya que tarde o temprano todos coseguimos ingresar al interior
En el primer momento que pisé ese lúgubre lugar, un desagradable presentimiento me invadió. Durante segundos dudé en avanzar; mis fosas nasales se habían inundado de un asqueroso olor; posiblemente porque el hogar estaba cerrado y tapiado por completo. Tosí un par de veces, ante la mirada de mis camaradas, confusos por mi repentina reacción.
-Jefe, ¿ocurre algo?-. Me cuestionó uno de ellos, extrañado.
Me pregunté seriamente por qué me estaba sintiendo de esa manera. Negué seguidamente con la cabeza aunque era improbable que pudieran notarlo entre tanta ocuridad, y suspiré, retomando la compostura.
-No me ocurre nada. Dejad las preguntas inútiles y enceded las linternas; necesitamos de nuestra visión, no sabemos qué podría sorprendernos...-. Le respondí cortante. Me estaba estresando levemente por todo aquello, y ni siquiera comenzamos a explorar aún. Nunca me había ocurrido nada similar, y todo aquello me daba mala espina. Pero, neciamente, decidí ignorar toda advertencia y superstición que demandaba mi mente, y cuando mis hombres obedecieron a mi órden, avancé junto a ellos.
La mansión estaba muy cuidada, conforme avanzaba podía comprobarlo con más claridad. Todo parecía estar muy bien colocado y cuidado. Aunque se sentía inquietante la manera en la que parecía que las paredes se cerraban a tu alrededor; o como cada vez que pasabas al lado de algún mueble, un escalofrío recorría tu espalda, o un hedor insufrible llegaba a tu nariz. Seguimos caminando, sin detenernos. Realmente aquello parecía no acabar nunca, hasta que encontramos una misteriosa puerta, que parecía dar final al interminable pasillo que recorríamos. Podríamos haber seguido andando sin detenernos, y abrir aquella puerta, si no fuera porque en ese justo momento, oímos un conocido ruido que puso a todo mi grupo sin excepción, incluyendome a mi, los pelos de punta... Un piano.
Se notaba que el responsable de tal melodía era todo un experto; incluso en la lejanía, podías sentir la música recorriéndo cada rincón de tu cuerpo. Y sería una agradable sensación, si no fuese porque precisamente gracias a eso se notaba lo siniestra y oscura que era la canción. Una canción fría, atemorizante; una canción sumamente tenebrosa.
Intercambiamos miradas entre nosotros. Parecía que la melodía se hacía cada vez más notable, más fuerte, hasta que decidido, di el primer paso ante la atónita mirada de mis compañeros, y de un empujón, abrí la puerta con impaciencia y brusquedad, causando un estruendo, y que su interior se revelara sorpresivamente para todos los presentes al iluminar la zona... Allí no había nada; sólo un piano polvoriento, abandonado y solitario, totalmente destrozado.
CONTINUARÁ...
Comentarios
Publicar un comentario